Nos Despedimos con un beso. Acercó sus labios y nos
dimos un beso cotidiano, dulce, suave. En ese instante tuve el deseo
irrefrenable de darle un beso apasionado, intenso, profundo, pero el lugar no
era el apropiado. La gente miraría incrédula, espantada. Nos falta desparpajo.
Lo saludé con los brazos en alto, mientras una lágrima
ingrata asomó a mis ojos.
Detrás de la ventanilla del colectivo vi su mirada
triste.
Fue el último beso. El accidente fue fatal
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