Sé que el
primer beso cuesta.
De hombre a
hombre, papá me decía: el beso es como las aceitunas de un frasco: la primera
cuesta sacarla,
las demás salen solas…
El amor,
hijo, es difícil, delicado, como hacer un buen merengue. La medida justa,
precisa. El batido exacto.
Sí a las ganas, a las energías enfocadas en tu
trabajo, no al exceso… porque se corta o empalaga.
Debería ser
femenino, porque es como la mujer: inesperado, inseguro, voluble, frágil,
rogado, impaciente, cálido,
agresivo, esquivo, cambiante, inconstante,
exigente, celoso, versátil, demandante, irracional, porfiado…
El día que
la conocí entendí que debía jugarme por ella, atreverme. Era el regalo buscado
entre sombras. El
beso que nunca tuve, porque no existió. Fantasma de noches índigas
y sueños esperanzados. Promesas internas
del roce por lograr.
¡Volver a
los 15 con casi 40! Mil palabras vestidas de olvido salieron de mí como agua de
un río torrentoso.
Sentí el
rojo fluido… excitado, recorrer mis venas al contemplar su piel de primavera, y
presentir el aroma de
azahar de su cuerpo voluptuoso.
Contenida
pasión por la vida, deseos tantas veces relegados surgieron de mi voz.
Ella…ella me escuchaba
embelesada.
Frente a
mí…sus ojos…
Adiviné en
su mirada el reflejo de amor de la mía.
Nuestras
vistas de a poco bajaron, enfoque de bocas, contacto apreciado.
Ya casi se
unían, sedientas, ansiosas…buscando llenar el vacío.
En ese
instante sublime, precioso….se cortó Skype y quedó para otro día.
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