CONSEJOS, por Jorge Omar Furlan
-
¿Qué te sugiere la foto del niño frente al
río, Juan?
-
Que
ese niño “somos nosotros”…
-
¿Cómo “nosotros”? El niño es uno,
Juan …
-
Y
nosotros también. El que está ahí sos vos, y yo adentro, tratando de corregirte
y asesorarte.
-
Te hice la pregunta para ver si lo
recordabas. Claro que sé que somos
nosotros, Juan… Teníamos ese lugarcito en el mundo… Como propio. ¿Te
acordás…? Era un lugar muy íntimo, donde
pasábamos mucho tiempo mirando el agua. El palito que flotaba, los chingolos en
los juncos... Te lo puedo describir con lujo de detalles. En una curva, justo
ahí, donde el agua hacía un remanso, se veía una pequeña cascadita… Hermoso
lugar, que olía a naturaleza, y más hermoso aún, porque era nuestro. Sólo iba
con vos, Juan… Era un sitio íntimo… Y mientras veía correr el agua, meditaba
tantas cosas… Cosas acerca de la vida…
del futuro. ¿Sabés? Yo lloraba en ese lugar, por cosas que ahora me parecen
pequeñas, pero que en ese momento eran verdaderos problemas… Al menos para mí…
Era el lugar perfecto, porque nadie veía mis lágrimas. La adolescencia, pucha,
qué complicada que fue… Por momentos quería sobresalir… y en otros, desaparecer. No tenía en claro
nada. Y nadie me hacía ver que las cosas podían ser distintas… Perdón… Sí…
Había alguien. Uno. Vos, Juan, amigo inconmensurable… Te debo mucho… Bueno… ya
que estoy jugando con las palabras, también “debo mucho” gracias a vos… Porque
siempre hicimos lo que quisimos y eso tuvo su costo…, aunque puesto en la
balanza de la vida, lo que pagamos fue menos que los placeres que recibimos…
Sería largo de enumerar… Pero fueron muchas
las cosas que imaginé… que vi y que sentí sentado a la orilla de ese
arroyo… ¿Y sabés una cosa…?
-
¿Qué…?
-
Que hoy, con casi medio siglo encima, les
quiero dar un consejo a todos los adolescentes…
-
¿Cuál…?
-
Que busquen su lugar en el mundo… Ese sitio
íntimo…, como “nosotros”. Que busquen ”su Juan”… Que pongan la balancita al
medio y que lloren y rían y mediten como
lo hizo el niño de la foto, de esa foto en la que Juan y yo nos vemos
reflejados.
Diálogo con “F”, por Sara Bereslavsky
-Lo
felicito, Funes.
-No faltaba más, señora Fátima.
-Los faroles quedaron flamantes con los focos fluorescentes.
-Don Fito, el ferretero, me los fió, señora Fátima
-El ferretero anterior, Don Fabio, no fiaba. Daba facilidades, pero se fundió. Lo recuerdo, era famélico y usaba flequillo. Le decían “Fosforito”.
-Un día fatídico falleció por fumar. Flavia, su esposa, ni fu, ni fa. Ella, de fama dudosa, lloró frente al féretro. La farsante junto a la fosa, fingía fidelidad.
-No faltaba más, señora Fátima.
-Los faroles quedaron flamantes con los focos fluorescentes.
-Don Fito, el ferretero, me los fió, señora Fátima
-El ferretero anterior, Don Fabio, no fiaba. Daba facilidades, pero se fundió. Lo recuerdo, era famélico y usaba flequillo. Le decían “Fosforito”.
-Un día fatídico falleció por fumar. Flavia, su esposa, ni fu, ni fa. Ella, de fama dudosa, lloró frente al féretro. La farsante junto a la fosa, fingía fidelidad.
-Dicen
que no tenía freno. Se había floreado con Franco, el fornido farmacéutico. La
familia sabía que la falaz se quería fugar con él.
- ¿Y cómo lo flechó?
-Lo flechó en la fiesta del folklore.
-En el festival flamenco la encontré feliz.
- ¿Y cómo lo flechó?
-Lo flechó en la fiesta del folklore.
-En el festival flamenco la encontré feliz.
-Felicidad
fugaz. Felipe, un francés de fama y fotógrafo de fortuna, filmó a Flavia.
-Fue
cuando encendió un faso y el fuego se propagó empañando el fastuoso festejo.
-Fantaseaba con los famosos de los que era fanática.
-Fantaseaba con los famosos de los que era fanática.
-Por
eso, a pesar del frío, no faltó cuando actuó el flautista
Faustino Fabiani, de la filarmónica de
Filadelfia.
Cuánta
“f”, por Elsa Cachi
Villanueva
-
Lo felicito, Funes.
-
No faltaba más, señora Fátima.
-
Los faros quedaron flamantes con los focos
fluorescentes.
-
Don Fito, el ferretero, me los fio, señora
Fátima.
-
¿Cómo que se los fio Don Fito, Funes? ¿No
llevaba usted bien forrados los bolsillos de su casaca con un fajo fabuloso
de billetes? Es lo que dice casi frecuentemente usted… ¡Me falló,
me falló! Es una faceta que no conocía de usted, Funes! ¿No será un
”fabulador”? Realmente me resultó un fiasco, puede que sea un caso
fortuito, pero… no creo factible
esa idea. Y ahora deje de farfullar y corra a finiquitar la cuenta. ¡Ah,
Funes, y que le dé la factura!
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